VIERNES, 31 DE ENE.

Cerró el local de ropa Cristiano Tizzero: “No dan los números con caída de ventas y alquileres que no paran de subir”

El periodista Ariel Bulsicco, uno de los dueños del emprendimiento, señaló que el alquiler del local en Pichincha subió más del 300%, mientras que las ventas se desplomaron un 20%. A días de desalojar el inmueble donde funcionó el comercio, la ropa fue liquidada y se vendieron las tres máquinas de coser con las que fabricaban ropa. 

 

El negocio de indumentaria Cristiano Tizzero, ubicado en Alvear al 66, en el corazón de barrio Pichincha, debió cerrar sus puertas ante la abrupta caída de ventas y los feroces aumentos de tarifas y alquiler. El emprendimiento, con doce años de vida, llegó a tener dos comercios funcionando en Rosario y, en tiempos de prosperidad económica, diseñaba y fabricaba las remeras y vestidos que luego ofrecía a los clientes.

Conclusión dialogó con el periodista Ariel Bulsicco, uno de los creadores de Cristiano Tizzero, quien recordó: “Cuando vi que en Canal 5 tenía poca vida, empecé a fabricar ropa, con la idea de buscar otra posibilidad de ingresos y que a la vez sea algo placentero. Empezamos comprando tres maquinas de coser, para hacer parte de lo que vendíamos, pero no todo porque no teníamos la estructura”.

El emprendimiento abrió sus puertas en diciembre de 2012, cuando Pichincha aún no era un centro nocturno de la ciudad y, dos años más tarde, inauguró una nueva sucursal en Entre Ríos y Mendoza. No obstante, los aumentos tarifarios de 2017 hicieron que “no den los números”, y que el negocio emplazado en pleno centro rosarino deba bajar sus persianas.

Casi ocho años después, Bulsicco ve repetirse la situación: “A comienzos del 2025, la situación dada por aumentos del alquiler, de un 300% o más, el incremento de las tarifas y la caída en las ventas, que durante el año pasado se desplomaron un 20%, hace que la continuidad de la actividad sea inviable”.

“Me parece que la situación es más grave que en 2017 por la problemática de los alquileres. Hace ocho años había más previsibilidad entre los dueños o las inmobiliarias y los inquilinos, y no se disparaban tanto los precios como pasa ahora, donde todo se regula libremente y el que alquila lleva las de perder. En cuanto a las tarifas, el aumento entre ambos períodos es más o menos el mismo”, señaló el emprendedor.

“Yo no tengo intención, en lo inmediato y con estas políticas, de volver a abrir un negocio. Ahora estamos vendiendo los muebles, como espejos, bancos, estanterías, maniquíes y meses. Con enorme dolor, porque nos costó mucho comprarlas, ya hemos vendido las máquinas que usábamos para coser”, comentó Bulsicco.

En cuanto a la mercadería en stock, detalló que en las últimas semanas liquidaron todo con un 50% de descuento: ofrecían jeans a $20.000 y remeras y vestidos a $10.000, $9.000 u $8.000. “Quedamos prácticamente en cero, creo que quedaron tres prendas. Por suerte los vecinos se llevaron todo”, destacó.

Y agregó: “Con este escenario donde firmás un contrato de alquiler de dos años y no sabes a los tres meses con qué monto te pueden salir, a mí no me cierran los números. No veo la posibilidad, en lo inmediato, de abrir otro negocio. A lo mejor mañana estoy desesperado y vuelvo al rubro comercial, pero por ahora no lo tenemos proyectado”.

Cuando las dos sucursales de Cristiano Tizzero funcionaban a pleno, Bulsicco y su socio emplearon a dos personas para que trabajen en los locales, pero al caer la actividad el emprendimiento pasó a ser atendido por sus propios dueños.

Al ser consultado sobre cómo paliaron la caída de ventas del último año, el también periodista observó: “Fue muy duro, hubo que remarla porque se dio junto a aumentos en la mercaría, que no paraban. Había un choque entre caída de ventas y aumentos de precios, tarifas y alquiler”.

Y, sobre este último punto, amplió: “El año pasado, en enero, empezamos pagando $150.000 de alquiler y ahora nos propusieron $900.000 y después bajaron a $700.000, con aumento cada tres meses. Es mucha la diferencia. También faltan políticas municipales que apuesten a que la actividad de día continúe en Pichincha. En los últimos años veo que se potencia la noche y desaparecen los negocios”.

Bulsicco apuntó que el inmueble donde montaron su comercio en Pichincha funcionaba como un depósito del supermercado el Banquito Ferroviario, por lo que, allá por el 2012, hubo que realizar una considerable inversión en infraestructura.

“El local tenía humedad, paredes descascaradas, el piso de una baldosa antigua. Nosotros le pusimos una estructura que fue una inversión importante, porque queríamos tener un local lindo. No te dan los números si volvés a pensar en hacer esa inversión con un alquiler alto y a dos años, con caída de ventas y las tarifas que no paran de subir”, ilustró.

“Si las políticas apuntan a liberar todo, en esto que llaman libertad de mercado, por más que hagamos un esfuerzo, a los pequeños comercios nos hacen un desastre. Podría montar una empresa para importar, pero ya nos pasó en otra época y sabemos que, si traemos todo de afuera, se destruye lo local y, como está pasando, las empresas achican personal, la gente se queda sin laburo, no tiene ingresos y el consumo local se desploma”, repasó el periodista.

Finalmente, explicó cómo se trabajaba en Cristiano Tizzero: “Íbamos a calle San Luis, comprábamos la tela y elaborábamos principalmente remeras, aunque en algún momento llegamos a hacer vestidos. Cuando las terminábamos, las mandábamos a otros lugares a estampar, pero muchos de esos locales fueron cerrando, a varios los afectó la pandemia. Nosotros, en 2020, subsistimos dos meses cerrados porque el Gobierno nacional de ese entonces emitió créditos, que lo devolvimos en cuotas”.

Sin embargo, cuando el precio de las telas y de la producción comenzó a escalar, los emprendedores dejaron de fabricar sus propios prendas y optaron por viajar a la ciudad de Buenos Aires para comprar la ropa terminada.

“De a poco las máquinas se fueron apagando y dejamos de derivar a otras empresas de Rosario para que terminen el producto. Incluso, si seguíamos produciendo, podríamos haber incorporado gente”, lamentó Bulsicco.

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