El rol del director deportivo y el paso de Ariel Michaloutsos por Newell’s
Tan solo en los últimos cuatro años, la ‘Lepra’ ya vio desfilar a ocho directores deportivos distintos. No hubo en Argentina otro equipo que registre tanta volatilidad en dicho cargo en ese mismo plazo. Un rol que debería ser transversal y duradero, a través del cual planificar y plasmar el proyecto y la visión de fútbol de un club, hoy en día termina siendo un fusible más para expiar culpas y ganar aire cuando los resultados inmediatos no se dan. ¿Qué rumbo es posible construir de esa manera? Un análisis sobre la gestión de Michaloutsos en el rojinegro y cuál es el panorama que recibe Capria de cara al futuro.
- Ciudad
- Oct 13, 2024
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“Los resultados no se van a ver mañana mismo. Acepto que mi rol es como hacer una casa, cuando primero estás haciendo el contrapiso y la casa todavía no se ve… el deporte suele tener una gratificación tardía”. Esta frase, pronunciada en una de sus presentaciones por el actual asesor deportivo de Newell’s, Rubén Capria, también puede aplicarse a la hora de analizar la tarea de los anteriores encargados del fútbol leproso, como es el caso de Ariel Michaloutsos.
Y es que tanto para bien como para mal, el trabajo de quienes se encargan de un área fundamental como la conducción deportiva de un club de fútbol se mide en distintas líneas temporales: se lo juzga por su resultado en el corto plazo, pero el verdadero impacto de su injerencia (tanto positivo como negativo) es el que se ve en el mediano y largo. En la vorágine cortoplacista argentina, el mismo se percibe generalmente ya en la herencia que reciben sus sucesores.
De esa forma, un rol de gestión que debería ser transversal entre la dirigencia y los planteles profesional y formativos, con un puesto que sea lo suficientemente perdurable para poder plasmar de forma directa la idea deportiva que tiene un club, en Newell’s y en el fútbol argentino termina representando hoy en día un fusible más para expiar culpas y ganar aire cuando los resultados inmediatos no se están dando, como una instancia extra cuando el fusible de echar al técnico no es suficiente (o no es posible).
Mientras instituciones como River (con Enzo Francescoli desde 2013) y Argentinos Juniors (con Raúl Sanzotti desde 2018) lograron sostener esa figura en el tiempo y le dieron la relevancia necesaria, en la ‘Lepra’ desfilaron ocho directores deportivos tan solo en los últimos cuatro años. No hubo otro club en la Primera División que registre tantos cambios en ese mismo período.
Entre 2021 y 2024, pasaron por el puesto Sebastián Peratta, Lucas Bernardi, Julio Saldaña, Hernán Llano, Horacio García, Pablo Guiñazú, Ariel Michaloutsos y Rubén Capria. ¿Qué proyecto es posible armar de esa manera? ¿Cuál de todas esas visiones es la que realmente quiere proyectar el club? No hay, ni siquiera, corto plazo que aguante a tanta volatilidad.
Incluso, en Newell’s es tan caótico e infravalorado este rol que ni siquiera se mantuvieron las mismas denominaciones para el cargo entre cada nombramiento: mientras que Michaloutsos fue director deportivo, Capria ahora “solamente” es asesor. A otros se los presentó como gerentes, secretarios técnicos, mánagers o coordinadores. Esto, que pareciera ser solo un detalle, también habla en realidad de la importancia dirigencial que se le da al puesto dentro de la estructura institucional.
La dirección deportiva, entonces, termina siendo una excusa para justificar malos resultados en lugar de una posibilidad para ordenar y plasmar verdaderamente un proyecto deportivo superador en el tiempo.
Por ello, y ante la reiteración constante de una práctica nociva como es la del recambio inmediato como modo de resguardar crédito político, es necesario analizar de fondo el trabajo realizado para saber si en este caso fue correcta la decisión del club de bajarse tan rápido de la fuerte apuesta que había realizado hace apenas diez meses, o si romper y “cambiar de rumbo” tan abruptamente por el pésimo arranque futbolístico del equipo en el actual semestre termina siendo, en realidad, otro paso en falso en el largo plazo y un nuevo mal precedente para el futuro próximo.
Mercado de pases
Goles son amores, y si en el fútbol la pelota no entra en el arco, ningún argumento sobre lo que ocurre fuera del césped parece suficiente para justificar algo. Sin embargo, de poco sirven los generalismos a la hora de buscar soluciones, ya que los problemas, en realidad, siempre son puntuales.
Una de las tareas por la que principalmente se juzga a los directores deportivos es por la conformación del plantel profesional, y en consecuencia por el desempeño en los mercados de pases. En esa variante, donde juega mucho el manejo económico, se encuentra también el lugar que se le da a los jugadores de inferiores dentro de ese esquema y cómo se favorece al desarrollo de los juveniles con potencial.
Previamente, en otros roles como parte del área de captación leprosa y de la secretaría técnica, Michaloutsos fue el responsable dentro del esquema de trabajo de Saldaña de señalar y gestionar las llegadas de jugadores como Willer Ditta, Armando Méndez y Víctor Velázquez al primer equipo (los tres sin cargo), como así también -más atrás en el tiempo- del arribo de futbolistas como Nicolás Castro a las divisiones inferiores. Estos aciertos, sumado a la experiencia ganada en su trabajo con Francescoli en River y la trayectoria construida, fueron lo que le valió que Newell’s lo vuelva a buscar en Núñez para darle la oportunidad de plasmar su visión siendo la cabeza del proyecto.
Primer semestre
Al momento de asumir su primera gestión al mando de la dirección deportiva, en noviembre de 2023, Newell’s venía previamente de un mercado de pases en el que se contrató a cinco jugadores, de los cuales ninguno llegó a jugar más de ocho partidos como titular en sus pasos por el club.
Estos fueron Carlos Ordóñez (compra del 80% del pase en 800 mil dólares), Guillermo May (compra del 65% del pase en U$S 120.000), Ignacio Schor (préstamo con cargo de U$S 148.750) Augusto Schott y Esteban Fernández (préstamos sin cargo), siendo los únicos ingresos los del colombiano Ditta (quien llegó a préstamo sin cargo, luego la ‘Lepra’ compró el 80% a U$S 700.000 y vendió el 90% de su parte en U$S 3.200.000, de los que hace unos días le ingresaron otros U$S 400.000 por el 10% que conservaba), Djorkaeff Reasco (venta del 20%) y Martín Luciano (préstamo con cargo), en un total de U$S 3.957.050.
Así las cosas, el rojinegro se encontraba en noviembre de 2023 sin buenos resultados, con un plantel con mayoría de jugadores a préstamo y varios ya finalizando su vínculo, con el cupo de extranjero completo, con la Reserva con un promedio de edad alto y jugadores estancados, con la necesidad de vender para poder reforzar y sin director técnico por la salida de Gabriel Heinze.
Tras consensuar la llegada de Mauricio Larriera junto con el presidente Ignacio Astore, el primer mercado de pases leproso de la mano de Michaloutsos terminó con ingresos por U$S 8.322.750 por las ventas de Ramiro Sordo, Juan Sforza y Marcos Portillo, mientras que entre rescisiones de contrato y finales de préstamos se le dio salida a otros trece jugadores, de los cuales solo tenían rodaje Jorge Recalde, Iván Gómez, Pablo Pérez, Cristian Ferreira y Guillermo Ortíz. Además, otros doce jugadores que tenían contrato y no eran tenidos en cuenta o no habían rendido salieron a préstamo en busca de poder sumar buenos minutos en otros clubes, liberando así espacio también para el crecimiento de los más jóvenes.
Con la baja de al menos cinco jugadores que eran habituales titulares, Newell’s invirtió un total de U$S 4.400.000 en la llegada de cinco refuerzos (es decir, dejando un superávit de U$S 3.922.750 a las arcas del club), encabezando una gestión clave para facilitar la decisión de Éver Banega de regresar al rojinegro en vez de a Boca y apostando fuerte por la llegada de un delantero en edad y con buenos números goleadores previos como Juan Ramírez.
Además, llegaron en ese mercado Rodrigo Fernández Cedrés (préstamo sin cargo), Matko Miljevic (préstamo sin cargo, a raíz de la lesión de David Sotelo) y Franco Díaz (préstamo con cargo).
A día de hoy, tanto Ramírez como Cedrés y Banega ya superaron los 23 partidos como titulares, estando por debajo de ese número Miljevic (que comenzó a ganar titularidad en la segunda mitad del actual semestre) y Díaz (que terminó dejando el club por un acto de inconducta, en un momento en el que ya había cumplido 9 titularidades).
A nivel resultados, en esa Copa de la Liga Newell’s terminó con 21 puntos, dos más que en el semestre anterior y perdiendo la clasificación en una mala racha en las últimas fechas, tras haber liderado en las primeras.
Segundo semestre
Con el objetivo a corto plazo de elevar la vara a nivel resultados y avanzar en Copa Argentina, la ‘Lepra’ comenzó un segundo semestre atípico, con un receso y un mercado de pases llevado adelante con el torneo ya cinco fechas empezado (algo digno del fútbol argentino de la última década).
En cuanto a números, este mercado de pases también volvió a dejar un superávit para Newell’s, ya que vendió un jugador por U$S 5 millones (el 80% del pase de Brian Aguirre a Boca) e invirtió U$S 3.500.000 en la llegada de seis futbolistas.
Dentro de ello, vale destacar que la lucrativa venta del juvenil se dio a partir de las gestiones de reconciliación que tuvo la dirección deportiva, ya que la relación institucional entre la ‘Lepra’ y el ‘Xeneize’ se encontraba completamente rota desde hacía algunos años, hasta los acercamientos entre Michaloutsos y el Consejo del Fútbol boquense.
En las incorporaciones, el mayor esfuerzo económico se realizó por Saúl Salcedo, quien más rindió de los seis y por quien la ‘Lepra’ compró el 100% de su pase en U$S 2 millones, siendo convocado a la Selección de Paraguay tiempo después a raíz de su desempeño. Junto con él, se pagó U$S 1.2 millones por el 50% de Fernando Cardozo, quien resignó su participación en los Juegos Olímpicos para sumarse a los trabajos con el equipo y que, pese a aún no haber consolidado regularidad en el rojinegro, también figura en la órbita del seleccionado guaraní.
Por otra parte, Newell’s invirtió U$S 300.000 en el préstamo de Lucas Besozzi, mientras que adquirió en condición de libres a Gabriel Carabajal, Juan Manuel García y Juan Ignacio Méndez. A su vez, se le dio salida a Franco Díaz (fin de préstamo), Ignacio Schor (fin de préstamo) y Guillermo May (rescisión) y envió a préstamo a Genaro Rossi, Guillermo Balzi, Jherson Mosquera, Nazareno Funez y Marcos Benítez.
Para este semestre, el club volvió a tener que buscar un DT tras la salida de Larriera. Y aquí, quizás, radica una de las pifias de la gestión de Michaloutsos que le terminarían costando el puesto, ya que si bien Sebastián Méndez venía de tener pasos decentes en el fútbol argentino por Vélez, Unión y Godoy Cruz y pese a su reconocida actitud, nunca pudo acoplarse al plantel y a la exigencia de Newell’s y sus números fueron desastrosos, encadenando nueve partidos sin triunfos, perdiendo el Clásico y quedando afuera de Copa Argentina.
Previo al nombre del ‘Gallego’, al menos otros siete técnicos como Sebastián Becaccece, Manuel Pellegrino, Eduardo Berizzo y Javier Sanguinetti habían sido considerados y sondeados, pero ninguno de éstos quiso o pudo agarrar el mando del equipo para este semestre.
El hecho de que con el mismo plantel Ricardo Lunari haya obtenido en menos tiempo mejores resultados, ganando dos de tres partidos (uno empatado insólitamente sobre el final), es lo que abre el manto de duda sobre qué fue lo que falló en la primera parte del campeonato, y si el plantel realmente estaba tan por debajo de las expectativas como terminó rindiendo. De esta respuesta, también se podrá responder parte del interrogante sobre si el cambio de rumbo en la dirección deportiva era necesario por un diagnóstico general, o si en realidad fue una decisión apresurada para desviar el enojo del hincha.
A falta de nueve fechas para el final, y comenzando a levantar un poco tras un comienzo traumático, hoy Newell’s se encuentra a cuatro puntos de la zona de clasificación a la Copa Sudamericana 2024, ocupando el 15° puesto de la tabla anual con 41 unidades, misma posición que ocupó en la de 2023.
En ambos mercados de pases, uno de los grandes paradigmas que se ha modificado en el paso de Michaloutsos tiene que ver con lo patrimonial, más precisamente con el caudal de futbolistas propios con los que cuenta el club.
Con algunas inversiones fuertes pero sin alterar la economía de la institución, y a diferencia del panorama con el que asumió, la mayoría de los jugadores que hoy están en el plantel son patrimonio de Newell’s, generando un valor que a futuro puede traducirse en mayor rédito económico para el club y brindando mayor autonomía a la hora de tener que conformar los futuros planteles, modificándose a su vez la política deportiva reciente en cuanto a incorporaciones (de depender de jugadores a préstamo que luego se van sin dejar ningún beneficio).
Con todo esto, en 2024 Newell’s compró por U$S 7.900.000 y vendió por U$S 13.322.750, dejando un superávit de U$S 5.422.750, y cada jugador llegó al club a partir de un trabajo de scouting realizado por un área propia de la institución, en lugar la práctica común de apostar únicamente a los ofrecimientos de los representantes.
Reserva y flujo de inferiores
En paralelo con la conformación del primer equipo, una de las premisas de esta gestión de la dirección deportiva, tal como lo anunció en su presentación, fue trazar como objetivo la “modificación en la inserción de los jóvenes a Primera División” y “bajar el promedio de edad de la Reserva”.
Así, una de las tareas más fuertes radicó en la depuración del plantel profesional y de Reserva, con el objetivo de que no haya jugadores sin sumar minutos por no poder encontrar lugar en ninguno de los dos equipos.
Ese “tapón” de varios futbolistas que se encontraban en esa situación de “limbo” provocaba que hubiera juveniles que vieran interrumpido su desarrollo, lo que a su vez bloqueaba también a los que estaban por debajo de ellos. Así las cosas, a lo largo de 2023 jugadores como Misael Jaime, Julián Aquino o Marcelo Esponda, entre muchos otros, prácticamente no tuvieron minutos ni en Primera ni tampoco en Reserva.
Este paradigma se vio modificado a partir de la llegada de Michaloutsos, ya que una de sus premisas en este apartado fue que ningún futbolista se quede sin minutos: los que se quedan, juegan; y los que no tengan lugar, que sumen ese ritmo en países o categorías competitivas para el día de mañana poder volver mejor preparados como profesionales o, en todo caso, dejarle un rédito económico al club.
Gracias a esa depuración y a la consecuente baja del promedio de edad de la Reserva, pudieron hacerse su lugar y sumar importantes minutos este año jugadores que estaban “tapados” como Mateo Silvetti, Valentino Acuña, Tomás Pérez, Giovani Chiaverano, Pablo Altamirano, Fabricio Tirado, Agustín Juárez y Thiago Gigena, de los cuales la mayoría ya incluso ingresaron en la rotación habitual del primer equipo con buenos rendimientos.
Con ellos, además, se implementó un trabajo especial diferenciado en neurociencias y con psicólogos, con el objetivo de que lleguen a Primera adaptándose de la mejor forma posible y que no les pese tanto la transición al primer equipo, como les había ocurrido a algunos futbolistas previamente.
De la misma manera, gracias a esa depuración ya empiezan a asomar con lugar para crecer otros juveniles muy interesantes como Jerónimo Gómez Mattar, Luca Regiardo o Francisco Scarpeccio, que ya tienen o están por tener sus primeras convocatorias con la Reserva.
Al mismo tiempo, y como anunció en su presentación, desde la dirección deportiva también se incorporó institucionalmente en Newell’s un sistema manual de datos propios y estadísticas de cada jugador en las categorías 6ta, 5ta, 4ta y Reserva, un trabajo con el objetivo de jerarquizar y que resulta de características únicas a nivel nacional. A través del mismo, el club puede recopilar todos los aspectos del juego y cómo cada futbolista responde a las necesidades del partido, en datos que se complementan con el trabajo de scouting y análisis presencial, para observar la formación y evolución de cada futbolista y saber cómo puede aportar en el armado de cada equipo futuro.
Trabajos como éstos realizados en inferiores son los que, si bien ya se empiezan a ver algunos frutos en el corto plazo, son los que verdaderamente cambian el paradigma de un club en el mediano y largo, algo que aparte es fundamental para un club que históricamente se valió de su semillero y que necesita recuperar esa gran senda formadora.