Alegría final
La Lepra jugó un partidazo, le arruinó la fiesta a su rival y se regaló una última sonrisa en un año para el olvido. Buena tarea colectiva, conservando siempre el orden, y con un Panchito González decisivo desde su ingreso.
La Lepra jugó un partidazo, le arruinó la fiesta a su rival y se regaló una última sonrisa en un año para el olvido. Buena tarea colectiva, conservando siempre el orden, y con un Panchito González decisivo desde su ingreso.
Al tiempo que desfilan nombres por el banco de suplentes, la cara de Newell’s adentro de la cancha no cambia, y la derrota de este domingo frente a Boca es el cierre ante su gente de un 2024 profundamente olvidable y un recordatorio del arduo trabajo que hay por delante.
La imagen de Newell’s en el final del partido fue vergonzosa. No tuvo reacción para al menos empatarlo contra Central Córdoba y los silbidos de los hinchas marcan la crisis futbolística de un equipo que necesita que ya se acabe la competencia.
Newell’s fue de mayor a menor, entusiasmó en el primer tiempo pero repitió errores defensivos y se fue al descanso con el empate. El complemento, el Rojinegro fue más de lo mismo y terminó dejando una pobre imagen.
La Lepra retrocedió en lo que respecta a los resultados, porque en el rendimiento sigue en deuda, más allá del DT de turno. Con poco, el Tomba se quedó con una victoria justa y el Rojinegro se quedó con más dudas que certezas.