Rosario Sin Secretos: ¡feliz cumpleaños, Municipalidad de Rosario!
Si vamos a la data dura y real tendríamos que estar celebrando este miércoles el cumpleaños de la Municipalidad de Rosario, porque fue el 12 de Febrero de 1860 que se instaló, como tal, en el solar que hoy ocupa el Palacio de Correos. Ojo, no estamos hablamos del mismo edificio.
- Ciudad
- Feb 12, 2025
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Hace rato que venimos diciendo que febrero es un mes para “hacer bandera” y “sobran los motivos” como diría Carolina Coscarelli, la nieta del inefable jefe de redacción del diario La Capital durante tantísimos años, Enrique Salvador Coscarelli, o la canción de Sabina.
Un verdadero periodista de raza era el “Negro” Coscarelli!
No sólo nos recordaba todos los días que “si te moriste y no saliste en La Capital, no estás muerto” (por lo que hemos dejado expresas instrucciones de la no publicación de nuestra necrológica en el Decano cuando nos llegue la hora de ir a rendir cuentas al Altísimo), sino que siempre tuvo especial consideración hacia quienes -sostenía- eran los socios indiscutidos del matutino: las inmobiliarias y los canillitas (vendedores de diarios y revistas).
Es bueno recordar que internet no existía, y el papel -al que tanta gente quiere volver por los problemas visuales que acarrean las pantallas- era el compañero imprescindible en el hogar para saber no sólo quién había muerto en la ciudad, sino donde conseguir qué comprar o vender algo a través de los clasificados, además de enterarse de todo lo que acontecía. Porque lo “escrito en letras de molde” (¡gracias, Gutenberg!) solía ser más confiable.
Ovidio Lagos ya en 1867 la tenía clarísima y “la vio” cuando publicaba ¡justamente! avisos clasificados en la primera plana. ¡Otra que Rubro 7!
Con el tiempo llegaron los especialistas brasileros contratados (una especie de Durán Barba de los ’90) y como recurso extraordinario le cambiaron el tamaño (ya dejó de ser del tipo denominado “sábana”) y crearon El Libro de los Clasificados.
Una copia exacta del que habían impuesto en el Diario El País, de Montevideo, Uruguay, que hasta tiene su propio suplemento deportivo “Ovación”.
Cuando quien esto escribe les preguntó por qué se hacía lo mismo, repitiendo exactamente idéntico esquema de “innovación”, la contestación, en portuñol, fue: “¡En este mundo nada se cría, todo se copía!”, como verdaderos antecesores y pioneros del tan común, en la actualidad, copy & paste, que a veces reproduce fake news hasta el infinito.
Pero volvamos al Rosario del título y en nuestro De Lorean trasladémonos hasta el lugar.
Si bien la foto de portada nos remite a calle Buenos Aires entre Córdoba y Santa Fe, la figura oficial “Municipalidad” que hoy cumple 165 años, no es la que hoy conocemos como Palacio de los Leones sino el ubicado en Córdoba y Buenos Aires (alguna vez, calle Real), con dos pisos que lucían unos balcones de hierro y el superior rematado en un frontis, y donde hoy funciona otro Palacio, levantado más adelante, el de Correos.
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Esta fotografía, publicada en EfeméridesArgentina.com.ar, nos deja bien en claro que desde la calle Real (hoy Buenos Aires) a la avenida Belgrano, ¡es toda tierra ganada al río!
Ya vamos a contar, con la ayuda de la investigación y el video de la cineasta Sonia Hellman que seguramente proyectaremos en un futuro Ciclo Audiovisual Histórico, sobre la torre de Guido que se tiró abajo en ese mismo lugar.
No se llamó Municipalidad sino hasta 1858, hay que decirlo, pero fungía como tal.
Se decidió en Asamblea Legislativa provincial gracias a Rosendo María Fraga, el militar, estanciero y político porteño que ejerció como gobernador de Santa Fe entre 1858 y 1860.
Antes de dejar su mandato quiso instalar el 12 de febrero de este último año, oficializada, la Municipalidad del Rosario.
“Sembramos”, como la gran obra de Lucio Fontana que tapa el túnel de la avenida Belgrano, la curiosidad en nuestros lectores para que averigüen si hay algún grado de parentesco entre el ex gobernador y el actual premio Konex homónimo, analista político, periodista e historiador, abogado egresado de la UCA, catedrático de Historia del Derecho y Derecho Laboral allí y también en la UADE, y de Historia en Colegio Militar, además de miembro de número del Instituto de Historia Militar de la Escuela Superior de Guerra, del Consejo Académico de la Escuela de Defensa Nacional y de la Academia Argentina de la Historia.
En 1854 fue Jefatura Política y completaba el casco histórico junto a la plaza principal, en la que se hacían permanentes retretas (¡qué buena oportunidad el Tricentenario del Rosario y año Santo Jubilar para repetirlas, emulando el fantástico encuentro de Bandas de todo el país que se hizo en el Monumento Nacional a la Bandera en el 2022, liderado por el carismático Miguel Milano!) y la Iglesia Catedral de la Virgen del Rosario que le dio el nombre a la ciudad y, en su Camarín (subsuelo), aún exhibe la misma imagen que vio Belgrano con sus propios ojos en 1812 y que llegó desde Cádiz, España, en 1773.
Dos años se tardaron, desde 1858 a 1860, debido a la guerra desatada entre Buenos Aires y la Confederación que dejó a la ley sin efectos, hasta que, un día como hoy, “nació” la Municipalidad de Rosario.
Eudoro Carrasco, concejal entonces, diseñó e impulsó el escudo de la ciudad, dándole una identidad definitiva. La actual gestión, con algunos cambios, optó por usarlo como logo.
El escudo de Carrasco se impuso por ordenanza municipal del 4 de mayo de 1862 (pasaron otros dos años más), asignándole también los límites al ejido.
Tuvo varias versiones, y así lo subió a internet, en un excelente informe, Planaxia, una sección dedicada al arte y al diseño rosarino auspiciada por la nueva Licenciatura en Diseño de Comunicación Visual de la Universidad del Gran Rosario.
Fue el escribano porteño Luis María Arzac quien labró el acta correspondiente aquel 12 de febrero de 1812, dando fe de todo lo actuado.
Y, como siempre todo queda en familia, su hermano, el procurador Félix Arzac representaba los intereses de la señora Melanie Dayet. ¿Quién era esta dama? La viuda del historiador y periodista Pedro de Angelis, el que estaba a cargo de la imprenta oficial de la Nación, y donde se iniciaron como tipógrafos los jovencitos porteños Eudoro Carrasco y Ovidio Lagos, de los cuales el primero pondría a disposición su imprenta en la calle Puerto (San Martín), para hacer el Año 1 Número 1 de La Capital.
La historia de los hermanos Arzac que buscaron refugio en el Rosario, hijos de Buenaventura Arzac, asistente de los coroneles Domingo French y Antonio Luis Beruti que comandaban la llamada “Legión Infernal” o los “Chisperos”, esos 600 paisanos armados de facones y pistolas de chispas que no habían repartido, precisamente, cintitas celestes y blancas en 1810, la dejamos para un próximo capítulo de Rosario sin secretos.