Rosario sin secretos: la hija del bufettero del Rowing, campeona mundial ¡“de un saque”!
Así como muchas vidas apasionantes pueden inspirar a otros, las injusticias y persecuciones pueden impulsar a esos mismos inspiradores que tanto bien hicieron, a quitarse la vida. El mismo Favaloro que salvó tantos corazones, apuntó al propio y lo destrozó. Una nota para reflexionar. Si la violencia sólo genera violencia, el odio no tiene perdón ni de Dios.
- Ciudad
- Por Graciela Molina
- Ene 29, 2025
El barrio era todavía Pueblo Alberdi cuando la vio nacer en 1918. Sus calles bucólicas fueron testigos de una hermosa infancia en su Rosario natal en la que su padre fue el encargado del buffet del Rosario Rowing Club, ese ámbito deportivo “unido por una misma pasión” que nació en 1887 tan ligado a los ferrocarriles y a los ingleses.
La hija del bufettero, no “la del fletero”, de Patricio Rey y sus ricoteros redonditos, corona una historia singular que atrapará nuestra atención en este nuevo aniversario de su nacimiento.
Que a los siete años se aferró por primera vez a una raqueta que era casi más alta que ella, parecería una epifanía.
Que a los 15 años se le anima al Paraná y lo cruza a nado siendo la única mujer compitiendo en aguas abiertas con un pelotón de fornidos y preparados deportistas varones y que también fue timonel del Club Remeros -sí, el mismo que recibió la visita del legendario navegador solitario Vito Dumas- no sólo la hace pionera del deporte, también de la garra y voluntad del género.
Que fue la primera mujer argentina que compite en el exterior, participa de 1.100 encuentros de tenis de los que gana 832, entre singles, dobles, damas y dobles mixtos, de los cuales 28 fueron internacionales -entre ellos el Plató de Wimbledon, en la que sus modistos le hacían modelos exclusivos porque, a pesar de que medía 1.60 la consideraron la mejor silueta y la figura más armónica para el deporte blanco- ya la hace estrella única, indiscutible y eterna.
María Luisa Beatriz Terán de Weiss sólo tenía 14 años cuando representó a la provincia de Santa Fe en torneos nacionales de menores, llegando a ser la tenista más importante del país y la primera en quedar dentro del top ten del ranking mundial.
Audaz, talentosa, apasionada, fue criticada ferozmente por los medios de su época porque usaba polleras cortas, con encajes, transparencias y puntilla. Igual que a Dolores Mora de Hernández, la talentosísima cinceladora de las estatuas del pasaje Juramento del Monumento a la Bandera que esperan su reacondicionamiento en este año Jubilar del Tricentenario del Rosario. A Lola Mora la atacaban, entre otras cosas, porque usaba pantalones para esculpir sus majestuosas obras.
Fue su vida una sucesión de amores y odios, en realidad algo peor, indiferencias y olvidos, que hoy la inscriben en esta historia de Rosario Sin Secretos.
Nacida para lucirse y ganar, sintió “la indiferencia del mundo, que es sordo y es mudo”, como diría Discépolo, y terminó con su vida, arrojándose del séptimo piso de un edificio en Mar del Plata, marcando el último set, con punto para la eternidad.
En conclusión, cómo sólo muere lo que se olvida, decidimos honrarla en su Rosario natal.
Más conocida como Mary Terán, la dueña de una pequeña figura con músculos de acero, un corazón de leona y una permanente sonrisa en sus labios, fue tapa de innumerables revistas en los años 40 y 50 y una pionera indiscutida que promovió el deporte para fortalecer la salud e integró al pueblo a una práctica exclusiva de varones, en general, reservada para la élite.
Por ello, y por ser mujer, bonita, simpática y fundamentalmente talentosa y peronista, sufrió escarnio y persecuciones de índole política que dan vergüenza ajena y que la obligaron a exiliarse primero en Montevideo y luego en España, país que la ama porque, igual que el mejor jugador del mundo, rosarino por añadidura, Lionel Messi, le ha dado triunfos internacionales.
En 1940 durante un viaje en tren a Córdoba conoció al amor de su vida, Haroldo Weiss, que llegó a ser capitán del equipo de la copa Davis. Los dos iban a competir al prestigioso Torneo Centro de la República. El flechazo fue fulminante. Al poco tiempo se casaron y gracias a él, ella llegó a conocer al presidente Perón, que siempre le auguró lo mejor.
Muchos medios, especialmente los que querían desprestigiarla, la señalaron como su amante. ¡Es tan fácil denigrar a una mujer atractiva!
Aún así, ya viudos los dos en 1952, cuenta en su libro Roberto Andersen que el líder justicialista le propuso casamiento y ella se negó diciendo: “Usted ha perdido una esposa, poseedora de una fibra política, cualidad de la que no estoy dotada. Usted es digno de tener una compañera de esa línea”, y rechazó el ofrecimiento.
Cuando en una entrevista le preguntaron si fue amante de Perón fue taxativa: “Fui amante del movimiento peronista. No soy de discursos ni de barricadas, soy sólo y visceralmente peronista, que fue el partido que le dio todo al pueblo”.
Nunca abandonó ni el compromiso ni la militancia y logró hacer partícipes de este deporte, que era sólo para pocos, a los que jamás habían siquiera soñado con hacerlo. Fundación Eva Perón, Campeonatos Infantiles Evita, Campeonatos de los Trabajadores, la Unión de Estudiantes Secundarios femenina y masculina, los clubes, las Olimpíadas Universitarias, los Campeonatos Inter Escolares, todo era válido para lograrlo.
Planeó abrir las puertas de los clubes más selectos, bajar los costos, permitir que los niños practiquen gratuitamente este deporte, en suma, igualdad de oportunidades porque lo que le importaba no eran las condiciones de nacimiento sino las del talento, patrimonio universal de todos pero muchas veces desconocido e inexplotado por cada uno. Todos nacemos con dotes naturales, sólo tenemos que descubrir cuál es y tener la oportunidad para demostrarlo.
No fue candidata a nada, sin embargo desde la vicepresidencia de la Fundación Evita siempre practicó la mejor política. ¡La de la integración! La de conjugar la felicidad del pueblo con el deporte y hacer de ello una niñez y juventud sana física y mentalmente.
Lo pagó muy caro. No sólo tuvo que irse del país por las implacables persecusiones ideológicas, sino que todos sus bienes le fueron incautados, y el desenfreno del revanchismo de los sectores golpistas la atormentó durante años, invisibilizándola por el odio.
Durante el gobierno de la “Revolución Libertadora” la Asociación Argentina de Tenis intenta prohibirla en el circuito internacional. Envía un vergonzoso radiograma a la Federación Internacional de Tenis para “ordenar” se la inhabilite de participar en un torneo en Alemania. Cuando ante la descabellada propuesta contestaron el mensaje preguntando el motivo, le enviaron uno nuevo diciendo que “formaba parte del gobierno depuesto”, a lo que el comité internacional respondió: “el gobierno depuesto era constitucional. Además, la participación de la deportista es de carácter individual no en representación de un país”. Obviamente, la exigencia fue rechazada por aberrante.
Parece irreal, pero fue así. No se le permitió pisar entonces una cancha argentina.
Cuando se restauró la democracia, con el gobierno de Frondizi, Mary Terán volvió al país al que siempre amó profundamente. La rosarina había triunfado en Alemania, Austria, Escocia, Filipinas, India, Irlanda, Pakistán, Suecia y Turquía. Pero su nombre estuvo durante años prohibido en los medios nacionales y aquí de sus triunfos no se hablaba.
Quiso volver a competir en los clubes nacionales y uno sólo le abrió las puertas, demostrando que, a pesar de ser llamados “gallinas”, muy poco tenían de cobardes. Cobardes fueron los deportistas de otros clubes que no se presentaban a jugar cuando se anunciaba la participación de Terán para impedirle la acumulación de puntaje internacional. Como ella misma llegó a decir con su proverbial simpatía: “No es por ideología. Saben que siempre les ganamos”.
Nunca volvió a empuñar una raqueta
En 1980 dirigentes de la Liga Justicialista del Deporte la invitaron a comer cerca de su casa, no podía alejarse mucho de Goyita, su madre enferma, a quien veneraba.
Y volvió a renacer su fuego interior, tan poderoso como el de un dragón. ¡Qué linda coincidencia hoy en el inicio del Año Chino!
Por ese entonces, Guillermo Vilas era también vilipendiado por su origen humilde y la “clase alta” deportiva lo consideraba un ídolo de barro.
Aquel gran campeón que tantos logros le dio a la Argentina había sido maestro de una excelente discípula, Viviana González Locícero, la otra tenista rosarina que en 1977 y 1978 fue la argentina mejor posicionada en el ranking mundial WTA.
Por esas cosas de la vida, Viviana era la nieta del descubridor y maestro de Guillermo Vilas, Felipe Locícero, y a su vez, y con el tiempo, fue la entrenadora de Guillermo “el Mago” Soria, el rufinense que a los 13 años se fue a vivir sólo a Norteamérica, jugó hasta con Roger Federer y Rafael Nadal, llegó a ser tercero en el ranking mundial, hasta el año pasado fue capitán de la selección nacional y apostó a nuestra ciudad instalando una academia del deporte con polvo de ladrillo en el coqueto barrio de Fisherton.
Viviana González Locícero es hija de Eduardo González Garrido, el inefable movilero de Canal 5 y, en LT2 junto a quien esto escribe, de “La Noche en Vivo y en Directo”, el programa que el histórico conductor y animador Víctor Valentín hacía cuando “Radio Dos” estaba en la planta alta de Santa Fe y Corrientes.
El entrañable “gallego” o “negro” como algunos le decían, fue dilecto amigo y secretario de quien era concesionario del estacionamiento medido de la ciudad, Ángel Cesaretti Monti, un ícono de la TV, la radiodifusión y el sistema de cable rosarinos.
Volvamos al almuerzo con Terán en el restaurante porteño y recordémosla cuando se puso al hombro la bandera de la defensa de Vilas y publicaron una solicitada con 5.000 firmas de todas las disciplinas en su apoyo, muy a pesar de lo que quería la “conservadora” dirigencia deportiva y política de la época. Mary llegó a decir en una entrevista: “Vilas consiguió con su raqueta y su zurda, hacer más por el país que lo que no pude hacer yo”.
Tuvo una casa de ropa deportiva con su nombre y, a poco de fallecer su madre, el último cable a tierra que la ataba a la vida, la internan en 1984 por una profunda depresión.
En diciembre de ese mismo año fue a Mar del Plata con amigas de su madre que confiaban en recuperar a esta mujer, aún bella, de apenas 66 años. Fue más fuerte la pulsión mortal y se suicidó en la misma ciudad elegida para su final por Alfonsina Storni, arrojándose al vacío desde un edificio en las inmediaciones de la Plaza Colón.
Con justicia, empezó a reivindicarse su nombre y su gloria, a saber: El mayor estadio de tenis de Sudamérica, en el Parque Roca de Buenos Aires, donde se juega la Copa Davis, lleva el nombre de nuestra rosarina, la Dirección de Deportes porteña -en la que ella fue asesora junto al “Chueco” Juan Manuel Fangio, otro monstruo deportivo argentino pentacampeón del volante- instauró el Premio “Dignidad Mary Terán de Weiss”. El Municipio de Mar del Plata colocó una placa en el acceso al Polideportivo. La cineasta rosarina Judith Battaglia fue premiada por el INCAA por un documental que la recuerda. Un libro del decano del periodismo en tenis, Roberto Andersen, habla de ella. Desde el 2017, una calle en barrio Cerámica lleva su nombre. La Universidad de Lanús inauguró un polideportivo con su nombre en Remedios de Escalada, 2.000 metros cuadrados con espacios de medidas reglamentarias para la práctica de hándbol, fútbol sala, básquet y vóley.
Nobleza obliga, y porque vamos al origen de los acontecimientos, Sergio “Toto” Monserrat y la Fundación Villa Manuelita inspiraron esta nota.
Y durante nuestro paso por la, alguna vez, más importante agencia de publicidad rosarina, el inefable Albino José Serpi, uno de los fundadores de la Biblioteca Vigil y recordado hincha charrúa de Central Córdoba, nos contó, seducido por la magnética personalidad de Mary Terán, la atrapante historia de esta ilustre rosarina.