MIéRCOLES, 19 DE FEB.

De los Nazis Klan de Francia a la Guardia Pretoriana del Gordo Dan en Argentina

El peligro que supone el resurgir del fascismo, nos invita a repasar lo sucedido en Francia, principalmente en París allá por los 80. Jóvenes de distinta procedencia social y política, decidieron organizarse para dar una batalla ideológica distinta. De aquellos enfrentamientos cuerpo a cuerpo, a la guerra cibernética actual.

 

A principios de los años 80 los partidos de extrema derecha florecían en toda Europa y la dañada clase trabajadora sería el objetivo perfecto del Inglés Frente Nacional. El mismo propagaría las semillas nacionalistas y racistas que pronto infectaría al movimiento Skinhead.

En Francia, el “Frente Nacional” se abriría paso junto a otros partidos radicales encontrando terreno fértil en los Skin. Hasta ese momento los partidarios de la derecha solían ser en su mayoría de clase alta, pero ahora la clase obrera se desplazaría hacia la extrema derecha.

La juventud, en su mayoría hombres, pero también con participación femenina, saldría a las calles con la estética militarista que se ajustaba a una parte perdida del proletariado. Si bien la música Punk básicamente se posiciona contra el sistema empujada por anarquistas, situacionistas e idolologías de extrema izquierda, ahora intentaría cambiar su rumbo.

Para ese momento todo el movimiento Skinhead en Francia y Europa se había desplazado hacia la extrema derecha. Alemania e Inglaterra se caracterizaron por ser nazistas hasta la médula. En París, más allá de las diferentes vertientes fascistas, se destacaron los “Nazis Klan” con su carismático líder “Batskin”. “Esa generación de Skinhead era muy combativa, fueron batallas épicas”, diría Kim, integrante de los “Red Warriors”, banda antifascista que protagonizaría sangrientas batallas con las cabezas rapadas.

De los Nazis Klan al Gordo Dan y su banda de nenes bien

Si bien el denominado “neofascismo” busca instalarse nuevamente en Europa y hacer metástasis en el resto de los continentes, lejos se está de poder emparentar aquellos viejos grupos de tareas o de acción directa en las calles, con los actuales representes del supremacismo.

En nuestro país, Daniel “El Gordo Dan” Parisini consideró que la agrupación “Las Fuerzas del Cielo” es el brazo armado de La Libertad Avanza. También aseguró que están dispuestos a armar una “guardia pretoriana del presidente Javier Milei”. La presentación de aquella “parafernalia” se dio en un espacio montado con estética de Mussolini, si bien quiénes participaron de aquella presentación no reúnen las condiciones necesarias para considerase peligrosos.

En las últimas y masivas manifestaciones que reunieron a decenas de miles de indignados por el rumbo político y económico del país, integrantes del “pelotón” del Gordo Dan buscaron irrumpir en las movilizaciones desde la picaresca y la ironía para terminar consumiendo las suelas de sus zapatos y zapatillas en interminables corridas que buscaban refugio.

Lejos se está de atravesar la turbulencia que debió enfrentar la bella Francia entre el 86 y el 92, donde la extrema derecha copó las calles empoderando a los “bonehead” que se organizaban en grupos de choque nazistas. Así fue como nacieron los Red Warriors, que fueron sin duda alguna los que impulsaron a cantidad de jóvenes a arrebatar la calle a los fascistas en ese país europeo.

Hoy el supremacismo busca imponerse de sobremanera desde lo verbal, derramando sin duda alguna odio y segregacionismo sobre aquellos que están dispuestos a recibirlo. Si bien los hechos de violencia resultan aislados y la organización parece lejana, la alerta sobre el avance de conductas fascistas debe generar indefectiblemente resistencias en cada arrabal permeable a estas deshumanizantes ideas.

De los Nazis Klan liderados por Batskin en Francia, a la Guardia Pretoriana del Gordo Dan en Argentina, de aquellas sangrientas batallas cuerpo a cuerpo en las calles parisinas, a la guerra cibernética en nuestro país. El neofascismo ataca de nuevo y con renovadas armas, pero con la misma y rancia receta, la de tratar de imponer una superioridad estética y moral que no poseen. Como diría Miguel de Unamuno, “el fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”.

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